lunes, 24 de noviembre de 2008

Reflexión de Fidel: El G20, el G21 y el G192

Escucho en estos momentos la Revista Iberoamericana de Radio Habana Cuba y comentan sobre los desastres que causan a la economía de países pequeños los Tratados de Libre Comercio (TLC) en esa categoría cae El Salvador que a pesar de tener suscrito un TLC con los Estados Unidos de América aún no vemos los beneficios y eso que ya pasó un tiempo prudencial para empezar a ver los supuestos beneficios con el que nos vendieron el TLC: aumento de trabajos, aumento en las exportaciones, mayor incentivo para la industria ya que podían exportar libre de aranceles al igual que los agricultores, hasta salía un campesino con su milpa con frijolar diciendo que hoy si iba a poder vender toda su cosecha para los Estados Unidos, bueno hasta el momento nada de eso.

Me informan que Fidel escribió ayer una nueva reflexión titulada: El G20, el G21 y el G192, comenta el comandante que la naciente industria de un pais en desarrollo, tendrá que competir con los sofisticados productos que salen de la industria de los más desarrollados o de sus poderosos socios.

Bueno sin más que decir sobre el tema, aquí transcribo la Reflexión de Fidel:

Como si no existiesen suficientes causas para enloquecer, la proliferación de siglas con motivo de la crisis se multiplica de tal modo, que nadie acaba de entenderlas. La primera fue la del G‑20, grupo selecto que en Washington pretendió representar a todos; la segunda, el grupo también selecto de APEC que se reunió en Lima; ahí estaban presentes el país más rico, Estados Unidos, en el número uno, con un PIB per cápita de 45 mil dólares por año, y el que ocupa alrededor del número 100, la República Popular China, con 2 483, el mayor inversor en Bonos del Tesoro de aquel país.

El G‑192 es como el presidente Leonel Fernández, de la República Dominicana, que no está en ninguno de los dos, denomina a tal grupo, aludiendo a la cifra de miembros de las Naciones Unidas en una conferencia económica con la participación de Joseph Stiglitz, Premio Nóbel de esa ciencia.

George Soros, gran magnate de origen húngaro y ciudadano norteamericano inmensamente rico, escuchaba entre otras importantes personalidades.

Es tarea de ajedrecistas desentrañar los argumentos de tan diversos intereses nacionales y empresariales de los grupos G‑20 y G‑21.

Lo real es que, si un país del Tercer Mundo suscribe a la vez acuerdos de libre comercio con ocho o diez países desarrollados o emergentes, entre los cuales algunos se caracterizan por ser productores tradicionales de mercancías abundantes y atractivas a bajo costo o productos industriales sofisticados, como Estados Unidos, Canadá, Japón, Corea del Sur, etcétera, la naciente industria de un país en desarrollo tendrá que competir con los sofisticados productos que salen de la industria de los más desarrollados o de las manos laboriosas de sus poderosos socios, uno de los cuales maneja a su antojo las finanzas mundiales. Les correspondería sólo el papel de productores de materias primas baratas requeridas de grandes inversiones que serán en todo caso propiedad extranjera con plenas garantías contra veleidades nacionalizadoras. No les quedaría más que las manos extendidas esperando el piadoso apoyo al desarrollo, y una eterna deuda a pagar con el sudor de sus hijos. ¿No es acaso lo mismo que ha ocurrido hasta hoy?

Por ello no vacilo en solidarizarme con la posición de Chávez, cuando afirma que no está de acuerdo con la receta de Lima. Sobran razones. Observemos el desarrollo de los acontecimientos, exigiendo derechos sin ponernos de rodillas.


Fidel Castro Ruz
Noviembre 23 de 2008
7 y 30 p.m.

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